En Japón, tierra de tradiciones milenarias y modernidad desenfrenada, también hay sitio para lo adorablemente surrealista. El pueblo de Kinokawa, en la prefectura de Wakayama, ha vuelto a ser noticia tras el nombramiento de su nuevo “alcalde honorario”: un gato llamado Tama II.
El felino es sucesor de la famosa gata Tama, que en 2007 fue nombrada jefa de estación por “salvar” la línea ferroviaria Kishigawa al atraer miles de turistas. Ahora, Tama II —un gato rescatado con un aire igual de digno— ha tomado el relevo simbólicamente, con su propia gorra de jefe de estación, insignias oficiales y hasta su caseta con vistas a los trenes.
Este curioso acto no solo es un golpe maestro de marketing local, sino también una muestra del afecto japonés hacia los animales y su capacidad para convertir una historia entrañable en un fenómeno económico. Desde el nombramiento, la estación ha recibido un aumento del 30% en visitas turísticas y ha disparado las ventas de merchandising.
¿Quién dijo que los gatos solo sirven para dormir?