Mientras el Ayuntamiento de Santa Pola afronta el proceso de renovación de todo el parque de contenedores de recogida selectiva como consecuencia de la nueva contrata de limpieza para los próximos diez años, ninguno de estos esfuerzos acabará del todo con el problema si no contamos con la colaboración de los ciudadanos.
Con mejores o peores contenedores, con más o menos medios materiales y humanos, sigue siendo difícil combatir a diario la actitud incívica de algunas personas que no respetan las mínimas normas de convivencia.
Encontrar constantemente vertidos de residuos o enseres fuera de los contenedores, en descampados, en cualquier rincón de la vía pública e incluso en zonas protegidas se ha convertido en una frustrante realidad.
La concejal de Limpieza, Encarni Ramírez, reconoce que “mi mayor sueño sería tener un pueblo limpio y ejemplar para todos los que vivimos en él, así como para los que nos visitan, y con esa intención me levanto todos los días a trabajar. Sé que en todos los barrios del pueblo hay gente concienciada en mantener limpio su entorno, en buscar la manera de manchar lo menos posible sabiendo que no es más limpio quien más limpia sino quien menos ensucia”.
Ramírez lamenta que haya una minoría de vecinos a quienes “nada les importa el bienestar, la limpieza o cualquier cosa que afecte a sus conciudadanos. Son seres egoístas que solo piensan en sus derechos y libertades, sin pensar en los derechos y libertades de los que conviven con ellos”.
Cabe recordar que los servicios municipales de limpieza ponen a disposición de todos los vecinos del municipio un teléfono de recogida de enseres, el 686 801 323, al que podemos avisar mediante llamada o por WhatsApp para que recojan de forma gratuita y a la puerta de casa los objetos que vayamos a retirar.
Al ponerse en contacto con Urbaser, se indicará el día y la hora aproximada en la que deberán sacar los enseres a la calle para proceder a la recogida. Es un servicio efectivo, rápido y gratuito que cuesta muy poco esfuerzo al ciudadano y evita que los residuos sean abandonados en la calle, molestando al resto de los vecinos y dando una sensación de dejadez que nadie quiere.
La concienciación es importante, pero no siempre efectiva por sí sola, de modo que la Policía Local actúa cuando se detecta un caso y a veces es posible identificar al infractor, que se expone a una multa de hasta 1.500 euros por vertido en la vía pública.
Encarni Ramírez reconoce que “jamás un pueblo podrá estar limpio sin la implicación conjunta entre políticos y ciudadanos. Mi implicación es absoluta. ¿Puedo contar con la de todos vosotros?”